sábado, 4 de febrero de 2012

Ilógica


En aquel momento, tomé mi calculadora, y quise escribir tu nombre. En una hoja llena de ecuaciones, busqué tu rostro. En un problema técnico quise oír tu voz… Inesperadamente, tu recuerdo se impregnó entre mis ideas. Cada señal de lógica fue desplazada por una duda irracional, miedo e intriga. Un golpeteo incesante se apoderó de mi pecho, y una chispa de lucidez vino a prevenirme sobre mi locura. Todo a raíz de un inesperado deseo de paz…