En un universo de fondo blanco, están de pie una mujer y un hombre, frente a frente, separados por dos pasos de distancia y una delgada línea en medio. La línea es incruzable, y la única manera que existe para que puedan estar juntos es que ambos den un paso al frente. Él la mira fijo, sin decir palabra, pidiendo con sus ojos que ella se acerque, mientras da un paso, pero ella se queda indiferente o se niega. Después de varios intentos él se rinde, y se queda mirando el blanco y vacío horizonte. En ese momento ella da un paso al frente, y cuando él se percata la sigue inmediatamente. Unos segundos juntos, y ella vuelve a su lugar. Él trata de decirle con sus ojos que necesita un poco más de ella, pero nuevamente recibe una respuesta negativa o mera indiferencia. Una y otra vez se repite esta historia, en este mundo sin espacio ni tiempo. Un círculo vicioso de indiferencia y molesta insistencia, que impide a ambos darle color y llenar ese vacío...
