Llevábamos tiempo sin hablar y marqué tu número mientras volvía a casa en una de esas lineas de micros con un equipo de rally clandestino como conductores. No estabas en tu mejor momento, pero logré saber de ti y no dudé en ofrecerte un café, pero justo ese día ni el siguiente pude. Tres semanas ya van de eso.
Aún te debo ese café, pero te pido que me esperes. Viene mi primer hijo en camino y necesita de mí hasta que pueda valerse por sí mismo. Ojalá entiendas que mi tiempo acá es limitado, mientras que tú ya tomaste una decisión y ahora tienes una eternidad en frente. Te juro que cuando llegue la hora, yo mismo moleré esos granos.
Parece una despedida, quisiera que fuese un "nos vemos luego", pero esa maldita nube negra te convenció y ahora es "hasta siempre"... Y no se me ocurre como terminar esto. No hay sarcasmo ni broma cruel que quede bien, solo un sollozo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se le agradece de antemano.
Cualquier crítica negativa será castigada con la muerte.
Es libre de opinar.